abril 09, 2007

Enredos y desenredos



Olvidé por algún tiempo
la cruel posición del que busca
y busca sin
encontrar


La sola idea de despertar enredada en otro cuerpo me seduce; sin embargo, la voz de un pequeño demonio me dice que aún no es tiempo. Juego con todas mis cartas, me gusta esta posición de seducir, de saberme deseada y al mismo tiempo sometida.

Por otro lado, es el amor de seis a nueve, de cuartos de hotel, de miradas furtivas y fugaces roces el que me mueve. Me encanta esta sensación de peligro, de incertidumbre, de la inmediatez. El asunto de ser la meretriz, de saberme lo prohibido y ser la “travesura” del otro es inmejorable. Non vidi, ergo non est, o como dicen en mi pueblo, ojos que no ven, cuernos que no salen.

Pero el trasfondo es otro: mi corazón huye de los compromisos, de las relaciones a largo plazo, de la estabilidad (¿bienestar?) de la caricia que otorgada mediante contrato –verbal o impreso-

1 comentario:

ceguera marchando dijo...

A veces sería mejor retar a nuestros demonios, a veces deberíamos poder dejar de escucharlos y simplemente volver a ellos a encontrar el perdón.

Gracias por visitarme y padecer.

Besos