febrero 14, 2007

Si vas a robar algo, que sea un beso


¿Cuantas veces me he atrevido a robar un beso?
Podría admitir casi sin vergüenza que todas las que se me han antojado. Lo reconozco: he obedecido mis impulsos y he sido presa de mis deseos. Mis labios me han reclamado los largos periodos de abstinencia y se han rehusado a permanecer célibes por mucho tiempo.
¿El último beso? Ayer por la tarde........
Lo recuerdo y aún me estremezco
Puedo sentir sus labios recorriéndome, primero con paciencia y ternura, después con prisa y con pasión

Segundo sueño
Ayer soñé que cantabas mientras me dabas un beso. Tu voz entraba en mí por la boca en vez de llegarme por los oídos. Te escuchaba con la lengua y me daba cuenta de que había un leve sabor de mar en tu voz. Cantabas dándome un beso. Tus manos también estaban mojadas. La sal de tus labios despertaba en mí una sed multiplicada. Y esa sed me hacía ir de una de tus bocas a la otra. Y cantabas por todas partes, llenándome con tu voz. Llegó un momento en que tu voz, como un líquido brillante, salía también de mi boca. Se desbordaba cubriéndome. Pero en realidad debería decir cubriéndonos. Cambiaba el color de nuestra piel. Transformaba todo en nosotros, incluso nuestras huellas digitales. Nos preguntábamos quiénes éramos ahora. Y nos respondíamos con cautela, casi cantando en voz baja: somos otros cuerpos dentro de nosotros. Somos dos amantes separados que murieron con sed uno del otro. Sólo ahora, en estos cuerpos de agua hirviente, hemos podido reunir de nuevo un ardor disperso. Estábamos diluidos, obscuros, fríos. Ahora nos concentran una pasión y una sed ajenas. Un sol extraño invocó al nuestro. Así decía tu canción, mientras me dabas un beso y todo comenzaba de nuevo.

Aziz Al Gazali
El sueño de las voces por dentro

Alberto Ruy Sánchez, En los labios del agua

No hay comentarios.: