un deseo atrapado en el pecho y en las manos,
una imagen,
un sonido que se lleva mis ojos
que me hace olvidar palabras y maneras,
que me hace olvidar que ya estoy lejos.
Con esto de los treinta y cinco en puerta quizá sea tiempo para comenzar a ejercer eautocontrol. Pero ¿Cómo posponer el deseo y la emoción que le antecede a la añoranza de navegar en el cuerpo de otro?
No sé, eso nunca lo he aprendido. Quizá por ello, adquiera mayor significancia aquello que la adicción al enamoramiento. Lo sé, ya no soy una joven de 20 años que pueda ir por la vida iniciando relaciones efímeras, vamos, al paso que voy todas las demás escuinclas de 20 ya me la llevan de gane.
En fin, que hoy justo que amanecí con la hormona alborotada comencé a hacer un pequeño recuento de todos aquellos hombres (porque al asunto de la diversidad sexual todavía no le hago) con los que HOY podría compartir caricias y nada más. Descubrí que a pesar de los años todavía cuento con algunos amigos con los que podría llegar a un acuerdo de compartir fantasías sexuales. ……..
Pero, ¿Por cuánto tiempo? ¿Será que debiera de preocuparme por eso en vez de ocuparme de lo que siento aquí y ahora? ¿Debiese de estarme atormentando ya por el futuro, que realmente no está tan lejos?
Quizá toda esta disertación se deba principalmente a mi encaprichamiento, es de risa verme frente a la computadora con el cabello alborotado buscando, hasta por debajo del teclado, una razón auténtica que logre convencerme ante la negativa de su rechazo. ¿Por qué? ¿Por qué? Y de verdad que no es vanidad, sé que hay atracción de por medio, más bien creo que es miedo (o eso quiero creer)
Qué hacer, tú lo sabes,
conservar la distancia,
renunciar a lo natural,
y dejar que el agua corra.
Cómo quieres ser mi amiga
cuando esta carta recibas,
un mensaje hay entre líneas,
cómo quieres ser mi amiga
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